Era una figura santa.
Era hecha de cristal:
frágil como violeta y que guardaba un rosal,
cuajado de flores blancas.
Es una imagen sagrada que adorna mi corazón,
y florece mi emoción.
Era un botón de mujer.
Violeta de vergel,
sembraba el hogar de rosas.
Cual heroína ardorosa
esparció a todos su fe
y nos enseñó a creer.
Esta es mi madre bendita
a quien ofrezco caricias
y este sencillo cantar.
Nunca la podré olvidar
Porque me enseñó a aprender,
porque me enseñó a querer,
porque me enseñó a rezar
y también me enseñó a amar
Fue frágil como un cristal,
y fuerte como un coral.
Um poema delicado, parabéns pelo compartilhamento. Um abraço, Yayá.
ResponderEliminarBellísimo homenaje !!!
ResponderEliminarTe dejo mis cariños
Muy bonito el poema y bella la foto, tu madre es muy guapa.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Ambar
El amor a nuestras madres es inmortal, muy bello el poema que nos compartes.
ResponderEliminarUn abrazo.