viernes, 20 de febrero de 2015

Para el amor no hay edad

 LA vida sexual en el adulto mayor es un proceso que, aunque en el orden biológico
 se manifiesta por una disminución genérica del metabolismo, es importante tener 
en cuenta que aún persisten actitudes retrógradas que son muy similares a las que 
existían en siglos anteriores y que tienden a rechazar, o en el mejor de locasos ignorar, 
la existencia de la actividad sexual en estas personas.

Estas actitudes pueden tener dos explicaciones:

Primera, la incorrecta asociación que se le ha establecido entre sexualidad 
y reproducción, mediante la cual se considera que sólo es normal la actividad sexual durante la edad reproductiva y, por tanto, los adultos mayores no tienen por qué practicarla. Segunda, la existencia del prejuicio (viejo=enfermo) es tan fuerte que, en ocasiones, se traslada al personal que atiende a ese grupo de personas.

Existen también criterios (completamente erróneos) que plantean que "la actividad sexual debe desaparecer después de los 60 años por lo que desear o hacer en materia sexual, no es natural, fisiológico, moral, ni socialmente bien visto". De ahí que esta idea de "muerte sexual" se convierta para muchas personas (de ambos sexos) en un factor de ansiedad cuando arriba a la edad madura o ve aproximarse esa etapa de la vida, lo que provoca el comienzo de trastornos en la función sexual de índole psíquica.

Incluso algunos jóvenes se sorprenden y avergüenzan cuando aprecian las ostensibles manifestaciones de cariño de las personas mayores y hasta provocan comentarios agresivos e irónicos como son: "Hay que comportarse de acuerdo con su edad", "Ustedes ya no están para eso", "Eso es de viejo verde..."

Resulta indiscutible que la complejidad de los problemas que generalmente afectan la sexualidad, y al adulto mayor, demandan el concurso de varias disciplinas —Medicina, Psicología, Enfermería y Trabajo Social, entre otras—, a la vez que su solución no precisa solamente del trabajador de la Salud, sino también de la participación de otros sectores de la sociedad.

Tampoco deben olvidarse falsas creencias y mitos que desvalorizan el accionar del adulto mayor como son, entre otros:

1. Con la menopausia concluye la vida sexual
2. Las desviaciones sexuales son más frecuentes en la vejez,
3. Es indecente y de mal gusto que los viejos tengan interés por la sexualidad,
4. Las personas mayores no son sexualmente deseables,
5. La actividad sexual es mala para la salud.

Estudios actuales demuestran que la actividad sexual del adulto mayor 
está influenciada por un grupo de
factores sociales cuyo conocimiento es necesario:

Factor pareja: ésta es la causa que más provoca abstinencia sexual, 
sobre todo en la mujer, pues muchas personas desaprueban que, tras enviudar, 
se proceda a la búsqueda de una nueva pareja. 
 
Deterioro de la relación matrimonial: este aspecto es uno de los más frecuentes debido
 a problemas de comunicación y a una cierta monotonía en la relación sexual. Salud: 
 
Algunas enfermedades mentales y físicas pueden influir negativamente en la sexualidad como se consideran afecciones como la diabetes y artrosis, sin que necesariamente sea así. Sexo: 
es muy común (erróneamente) que la iniciativa sexual de la pareja sea mayormente 
impuesta por el hombre, situación que minimiza el papel social de la mujer 
en muchas ocasiones y en algunas sociedades. Jubilación: 
 
Cuando no se está preparado para afrontar este status actúa de forma negativa 
en las relaciones sexuales de la pareja, así como en otros aspectos.

En las instituciones de Salud de Cuba, en especial, las relacionadas con la Geriatría, 
se tiene muy en cuenta que el "envejecimiento constituye un proceso biológico, 
no una enfermedad". 
Como en esta etapa de la vida se agudiza el criterio de la realidad, 
se toma mayor conciencia de lo que puede hacerse sexualmente, por lo que el erotismo 
está vigorizado (en comparación con el acto sexual propiamente dicho), con una mayor 
consolidación de la pareja y tiene como único fin dar y recibir placer.

Al mismo tiempo, en el sistema de Salud cubano constituye una máxima lo siguiente: cuanto más preserve una persona su salud durante la juventud —elimine factores nocivos 
como el tabaquismo, el consumo de bebidas alcohólicas y de medicamentos 
sin prescripción facultativa—, realice ejercicios físicos y, a la vez, se libere de toda una 
serie de tabúes o mitos que dificulten su educación en general, llegará a ser, de seguro, 
un adulto mayor sin inconvenientes funcionales en el aspecto sexual.

El dicho bien conocido en nuestro país de que "Para el amor no hay edad", plantea 
inobjetablemente que se puede amar y ser amado cuando se haya aprendido lo suficiente 
sobre la materia, gracias a los conocimientos y experiencias adquiridos durante 
el transcurso de la vida. 
Por tanto, es posible ingresar y labrar un camino donde pocas veces se añore la juventud, 
y poder así prolongar la vida hasta 120 años con mayor ternura y sabiduría

De la red

No hay comentarios:

Publicar un comentario