lunes, 4 de enero de 2016

Mi hija es tierna igual que el alba.

 

Mi hija es tierna igual que el alba.
Por ella supe del cielo, de la belleza de las cosas, del tibio sitio del ensueño y de la luz de la esperanza.
 

En su regazo siempre tierno yo conocí la dulzura el agua pura del consuelo.
(Ella me dio desde un principio la miel del canto, sin saberlo).
Como si oyera un piano lejos evoco mi infancia ida y a mi adorada hija veo como el lirio al borde del agua detenida al pie de mi sueño.
 

En la niebla de lo pasado se me disuelve los recuerdos:
Sólo me queda de la infancia su imagen, fuente de mis versos.
Yo la veo venir de lejos desde el principio de su vida:
 

Desvelada junto a mi lecho con su aureola de ternura rodeándome de silencio.
 

La imagino sola a mi lado siguiendo el ritmo de mi aliento, como se escucha un dulce canto que tiembla apenas en el viento.
Aún escucho sus arrullo y oigo el murmullo de sus risas dicho con voz lejana, como si descendiera de los cielo

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