Por eso tanto los quiero son dos pedazos de cielo al alcance de mis manos.
Son dos capullos; temprano por los que yo me desvelo son ellos de amor y juegos para alivio, de mis tormentos son la fuente de mí sed en la que yo me consuelo por eso del mundo espero con el alma.
Estremecida verlos subir a lo más alto a la cima del mundo pues yo no pude ni puedo ya el cielo atenido mis ruegos son hijos del corazón de nuestro amor por los que yo vivo y muero
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