martes, 30 de junio de 2009

Ningún mar en calma hizo experto a un marinero

Si alguna vez has tenido la oportunidad de mirar el mar, quizás has pensado que es uno de esos lugares que parecen pertenecer a todos y a la vez a nadie. 

El mar es ese eco de vida que algunas veces se deja acariciar y otras se escapa de cualquier mano.
Mientras se encuentra en calma, todo buen marinero que se preste a serlo siente que puede dejarse llevar y, entonces, se acomoda y contempla su belleza.

Desde ese rincón no hay peligros, solo una plena tranquilidad.
Sin embargo, otras veces las olas se rompen con fuerza en las rocas y la tormenta muestra toda su cólera sobre el mar.

Entonces, el marinero que sobrevive es aquel que deja de lado su comodidad y decide enfrentarse a esos instantes terribles que amenazan su hogar, pues el que decide lanzarse al hechizo del agua tiene que estar preparado también para afrontar su cólera.

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