Sariputta era uno de los más grandes discípulos del Buda
y llegó a ser un iluminado de excepcional sabiduría y sagaz visión.
Viajaba propagando la Enseñanza, y cierto día,
al pasar por una aldea de la India, vio que una
mujer sostenía en una mano un bebé y con la otra estaba
dando una sardina a un perro.
Con su visión clarividente e intemporal pudo ver quiénes
fueron todos ellos en una pasada existencia.
Se trataba de una mujer casada con un cruel marido que la golpeaba a menudo.
Se enamoró de otro hombre, pero entre su padre y su marido,
poniéndose de acuerdo para ello, le dieron muerte.
Ahora la mujer mantenía a un bebé en sus brazos, su antiguo amante, que fuera asesinado.
La sardina era su despiadado marido, y el perro, su padre.
Todos habían vuelto a reunirse en la presente vida, pero en condiciones muy distintas.
* El Maestro dice: Nadie puede escapar a sus acciones: tal es el designio del karma.
Tomado de “Cuentos Clásicos de la India” recopilados por Ramiro Calle
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