miércoles, 24 de febrero de 2016

Que camino de Dios

 Que camino de Dios, andará nuestra hija.
Para no responder a la cita del beso.

A hora que ya tenemos los labios
Y el corazón en el mismo sentido.
Estará Dios templando su alma recién gemida
En el pico más bello de una estrella remota.

Acaso, su alma nace cuando al morir la tarde
Sopla el viento en las flores.
Y nosotros soñamos con ansiosa ignorancia en el leve misterio
De gérmenes y crisálidas
Espiamos el surco cerrado en espera a la flor que termina.

Al ruiseñor que teje su nido en los zancos
Tardará nuestra hija porque Dios querrá darle talla de mujer honrada
Y le estará llenando las alforjas de manjares.
Sueño a Dios ensayando voces nuevas
En su arpa creadora de sonido.

Para encontrar eco de vibración
Caliente para la voz del hijo
Un eco que sea bálsamo para el hombre caído,
Y que haga levantar las cabezas de ese otro que busca su húmeda.
En el cieno revuelto
Una voz, que sea brisa
Que sea canción de Dios
Enredándose en todo.
Cuándo diga ¡ya!

Con el latido de su corazón echo.
Cuando mi voz se escape estremecida y leve.
Como una canción de ángeles, en mi boca.
Quiero que se estremezca el mundo,
Las flores y las estrellas nuevas.

Que no tenga el manzano sus vértebras desnudas.
Que haya en el viento huellas de pájaros Unidos.
Me llevaran despacio debajo del rosal
Miraremos largamente las estrellas

Y veremos a nuestra hija columpiarse en nuestros ojos
Y rezaremos a Dios.
Para que sea poeta de su belleza.  
Gracias por existir
      3/1/80

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