Bipedestación: Constituye la actitud normal del ser humano que se sostiene con dos pies.
La tendencia del anciano en esta posición es adoptar una actitud encorvada en exceso.
Por ello, es importante recordarle que autocorrija esa postura y se mantenga lo más erguido posible.
La posición idónea en bipedestación supone: colocar los pies separados,
uno de ellos avanzado ligeramente con respecto
al otro; mantener las caderas paralelas y el tronco erguido, aunque
con una ligera flexión y las plantas de los pies apoyadas
por completo en el suelo.
Para los ancianos que han perdido su capacidad para la deambulación,
pero que aún pueden levantarse solos de una silla, es importante que mantengan l
a bipedestación durante algunos minutos.
Para dar la máxima seguridad al paciente y prevenir posibles caídas es
conveniente realizar esta actividad frente a una mesa estable.
En esta posición, el apoyo alternativo de las piernas proporciona mayor estabilidad y relajación.
Debe animarse al anciano a que se levante y se siente cuantas veces sea posible
para prevenir la aparición de escaras.
Para los ancianos hemipléjicos, que han perdido el control del equilibrio,
es muy importante que mantengan
sus miembros en una buena posición: manos colocadas sobre la mesa y plantas
de los pies totalmente apoyadas sobre el suelo.
En los ancianos con fractura de cadera conviene evitar, en lo posible,
la tendencia a la rotación externa
(es decir, punta del pie hacia afuera), recordándoselo y ayudándoles
a corregir la postura.
Cuando el anciano no tiene el equilibrio necesario para mantenerse
en bipedestación, es preciso permanecer a su lado.
No ha de olvidarse que, al menor síntoma de cansancio o dolor, debe sentarse.
La marcha:
La deambulación constituye una de las manifestaciones elementales del ser humano
y es importante para conseguir una calidad de vida suficiente.
La marcha puede verse dificultada en el anciano por diversas razones:
enfermedades físicas o psíquicas, el propio proceso de envejecimiento
o razones de tipo social.
En gran número de ocasiones se hace necesario, o al menos aconsejable,
la utilización de un medio auxiliar (bastón, muleta, etc.).
Cuando el anciano no precisa ninguna ayuda y puede caminar de forma
independiente, debe orientársele para que mantenga una postura erguida
y relajada, acompañada del balanceo de sus brazos.
Como el anciano tiende a arrastrar los pies por el suelo, es preciso recordarle que
debe levantarlos apoyando primero el talón y luego la punta.
Cuando tenga una marcha inestable y necesite ayuda, el familiar o el cuidador
debe caminar a su lado sujetándole por las dos manos
para proporcionarle la máxima seguridad.
Los medios auxiliares más utilizados por los ancianos son:
- Muletas con codo.
Son las de manejo más sencillo, pero en ocasiones no proporcionan la
estabilidad necesaria, por lo que son
rechazadas por algunos ancianos.
Es muy importante su utilización correcta, colocando bien el
brazo en la abrazadera y la mano en la empuñadura.
- Bastones.
Es el medio más común.
El bastón debe prolongar al brazo contrario a la pierna afectada, aumentando así la base
de sustentación,
para lo cual se utiliza ligeramente adelantado y en paralelo al cuerpo.
Es necesario tener en cuenta la altura y el peso de cada individuo
y comprobar que la punta lleva una goma antideslizante.
El bastón es útil como punto de apoyo si se utiliza como tal y no si se arrastra.
- Trípode y bastones de cuatro patas.
Son más estables.
Están indicados sobre todo en personas de edad avanzada y con gran inestabilidad.
Es importante que tengan la altura adecuada.
- Andadores. Pueden llevar ruedas o no.
Para manejarlos de manera adecuada, es necesario tener prensión y fuerza
en las dos manos, agarrarlos por la empuñadura y situarse cerca de ellos.
El anciano tiende a colocarse a más distancia,
favoreciendo el riesgo de caídas.
Están indicados en fases agudas o cuando existe una inestabilidad elevada.
Fuente: http://mayores.consumer.es/documentos/mayores/atender_necesidades/movilizacion.php
No hay comentarios:
Publicar un comentario