vida con esperanza y las que lo hacen con pesimismo.
Una cosa es ser realistas en la vida, conocer nuestros
límites, y otra muy diferente es imponernos límites por
nuestro pesimismo, “realismo”, y desencanto con lo vivido.
Es mejor ser y estar junto a los primeros, personas que
sueñan y son capaces de luchar por sus sueños y metas en la vida.
Hay personas soñadoras, personas que siempre
muestran buena cara a la vida; ríen, saben que con
repartir amor, eso es lo que van a recibir, son capaces
de alcanzar los sueños con sus esfuerzos, un amor
bueno, un trabajo decente y tratar que todo su entorno
sea de tranquilidad y amor. Estas personas son
consientes de que no todos los días serán tan hermosos,
que habrá días de soledad y tristeza, pero aun a pesar
de esas piedras en el camino tienen claro que vale la
pena seguir adelante con los sueños.
Pero también hay otro tipo de personas muy nocivas
que siempre están allí para destrozar los sueños de las
personas felices, son aquellas que creen que ya todo
está escrito, que por más que te gastes y desgastes tú
futuro ya está trazado y que nada lograrás cambiar.
No tienen ilusiones y mucho menos sueños, son personas
amargadas y celosas de ver la felicidad en los demás
porque piensan que son unas soñadoras tontas y sin visión.
Debes tener cuidado con estas personas, los enemigos
de la felicidad, porque son capaces de romper tus
sueños con palabras feas y actitudes aún peores, pero
está dentro de ti, apartarlas de tu vida, porque tú eres
la dueña de tu destino, la que puede hacer que sus
propios días sean buenos o hacer de la vida un infierno.
En nuestras vidas siempre debe haber optimismo,
debemos creer que hay cosas que podemos hacer para
que las cosas malas que nos sucedan y que cuando sí
nos sucedan las podamos tomar como experiencias y
lecciones. Siempre sigamos luchando con mucha
alegría detrás de nuestros sueños, hay que saber
conectar el amor dentro de todo lo que hagamos en nuestras vidas.
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