jueves, 3 de mayo de 2012

Blanca Navidad

Blanca Navidad
Os adoro, amable Niño del pesebre, el más humilde y
el más grande de los hijos de los hombres y
el más pobre y el más rico, el más débil y el más poderoso.

Os bendigo, porque os habéis dignado descender
hasta mí, para ser mi modelo en la práctica de todas
las virtudes, mi guía en las dificultades de la vida
y mí, consuelo en los días de aflicción.

Os amo, porque venís a mí con amor infinito; con amor generoso,
al que no cansan mis ingratitudes; con amor obsequioso,
que se anticipa a los tardíos impulsos de mi corazón; con amor paciente,
que espera mi conversión para amarme más tiernamente aún.
Por eso, con el corazón lleno de agradecimiento, de rodillas al pie
de este lecho de paja, os adoro, bendigo y amo, con todo el fervor
de mi alma, y me atrevo a levantar mis ojos hasta mi Dios, que se digna mirarme.

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