lunes, 1 de marzo de 2010

11 minute….Paulo Coelho

     Érase una vez, no era un pájaro. Él estaba adornado con dos alas perfectas y con brillantes, plumas de colores, maravillosa. En resumen, fue una criatura hecha a volar libremente por el cielo, trayendo alegría a todos los que lo vieron.

    Un día, una mujer lo vio de aves y se enamoró de él. Ella vio a su vuelo, su boca con asombro, con el corazón palpitante, con los ojos brillantes de emoción. Invitó a los pájaros para volar con ella, y los dos viajaron por el cielo en perfecta armonía. Ella admira y venera y se celebra ese pájaro.

    Pero entonces pensó: ¡Se puede visitar las montañas lejanas! 

Y tenía miedo, miedo de que ella nunca se sentiría de la misma manera acerca de cualquier otra ave. 

Y sintió envidia, envidia de la capacidad del ave para volar.

    Y ella se sentía sola.

    Y pensó: «Voy a poner una trampa. La próxima vez que el ave parece, nunca se irá de nuevo. »

    El pájaro, que también estaba enamorado, volvió al día siguiente, cayó en la trampa y fue puesto en una jaula.

    Ella miró al pájaro todos los días. Allí estaba él, el objeto de su pasión, y ella le mostró a sus amigos, quien dijo: «. Ahora tienes todo lo que pueda desear» Sin embargo, una extraña transformación comenzó a tener lugar: ahora que ella tenía el pájaro y no sea necesaria para atraer a él, comenzó a perder interés. 

El pájaro, incapaces de volar y expresar el verdadero significado de su vida, empezó a consumirse y sus plumas a perder su brillo; creció fea, y la mujer ya no le prestaba atención, excepto por la alimentación de él y la limpieza de su jaula.

    Un día, el pájaro murió. La mujer se sentía muy triste y pasaba todo el tiempo pensando en él. Pero no recordaba la jaula, que solo pensaba en el día en que ella lo había visto por primera vez, volando contento entre las nubes.

    Si hubiera mirado más profundamente en sí misma, se habría dado cuenta de que lo que le había emocionado con el pájaro era su libertad, la energía de sus alas en movimiento, no su cuerpo físico.

    Sin el pájaro, su vida también perdió sentido, y la muerte vino a llamar a su puerta. 

«¿Por qué has venido?», Preguntó la Muerte. 

«Para que puedas volar de nuevo con él en el cielo.» Respondió la Muerte. «Si usted le había permitido ir y venir, le hubiera gustado y lo admiraba aún más, por desgracia, ahora me necesitan a fin de encontrarlo de nuevo.»

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