Llegará el día
en que se llenarán de música las calles.
Los sacuanjoches cantarán,
los guardabarrancos bailarán
y los terremotos cesarán su danza de muerte.
En cualquier esquina
podrán elegirse los sueños a placer
y las guerras serán un lejano recuerdo.
Como un Francisco de Asís daremos de comer
a las aves en nuestras manos
y deambularán los ángeles por los caminos.
La vida entonces
será un enorme poema
caído de las manos de Dios
desde el sueño de un nonato.
Melba Reyes A
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