La enfermedad del Alzheimer es una patología que afecta al 10% de la población en torno a los 65 años.
La enfermedad de Alzheimer (EA) es una patología asociada a la edad, suele aparecer alrededor de los 65 años, afecta aproximadamente al 10% de la población comprendida en esa edad, hasta alcanzar un 50% en personas mayores de 85% años. Se puede definir como un trastorno, adquirido y crónico, de dos o más funciones cerebrales como memoria, lenguaje, pensamiento y conducta, que lleva inexorablemente a un deterioro cognitivo múltiple e invalidante. Es una de las principales causas de demencia. No es infecciosa ni contagiosa.
Los síntomas en la fase inicial son leves y se superponen con los cambios atribuidos al envejecimiento. Pueden pasar muchos años antes de que se presenten los síntomas más evidentes que llegan a imposibilitar el desempeño de las funciones cotidianas y pérdida total de la autonomía.
El diagnóstico de la enfermedad resulta en sus primeras fases difícil, ya que los trastornos en la memoria y comportamiento, son un denominador común en todas las demencias. En estas fases, se vería afectada el área del lenguaje, pérdida leve de memoria verbal, orientación espacial, atención, concentración y habilidades psicomotoras. La mayoría de los especialistas coinciden en señalar que la entrevista personal, junto con los test neuropsicológicos, el seguimiento y vigilancia del paciente, son las herramientas más importantes para detectar la EA.
La característica más sobresaliente en la EA es la amnesia global y profunda en estadios más avanzados.
- El paciente comienza por tener dificultades para recordar hechos recientes, así como para aprender o retener información nueva. (dificultad para codificar la información)
- La memoria a largo plazo se ve menos afectada.
- Son capaces de realizar aquellas tareas motoras que se adquieren de forma automática (que no requiere actualizarse en la conciencia).
- Surgen fallos en la memoria semántica, es decir, le pedimos al paciente que intente recordar los objetos de su habitación y no lo consigue porque no encuentran el nombre que los define, lo que nos lleva a alteraciones del lenguaje.
La pérdida del lenguaje es progresiva:
- Inicialmente, los trastornos son referidos al recuerdo de ciertos objetos, ya que si se los presentamos, son capaces de nominarlos.
- Después se ve afectado el lenguaje espontáneo, tienen dificultades para encontrar ciertas palabras, con lo que surge la necesidad de dar vueltas utilizando sinónimos para expresar lo que quieren decir, aparece entonces el «discurso vacío» (característico en estos pacientes).
- Este lenguaje espontáneo se va empobreciendo con la consiguiente pedida de fluidez. Las dificultades iniciales para nombrar objetos que utilizan con poca frecuencia dan paso a las limitaciones progresivas para nombrar elementos de uso cotidiano.
- La desintegración del lenguaje es resultado de diferentes tipos de alteraciones: empobrecimiento de vocabulario, fallo en encontrar la palabra adecuada, alteraciones de la sintaxis, parafasias fonémicas y semánticas.
- El lenguaje escrito se ve más alterado que el oral, lo que es extensible a otros aspectos de la psicomotricidad fina.
- El dibujo se hace impracticable y aparecen dificultades para copiar movimientos manuales.
- Confusión de formas pequeñas y medianas.
- Deterioro del pensamiento abstracto.
- Pérdida de la capacidad de juicio.
El Alzheimer se puede curar
Científicos estadounidenses han logrado recuperar la memoria y la audición en ratones que sufrían la enfermedad de Alzheimer tras aumentar la concentración de una proteína en su organismo. El método podría curar a personas que padecen esta enfermedad.
El estudio demuestra que aumentando los niveles de la proteína CBP, necesaria para recordar a largo plazo, es posible mejorar la memoria
en ratones diseñados para desarrollar Alzheimer, una enfermedad
neurodegenerativa que afecta la memoria, el pensamiento, la conducta y
la capacidad de realizar actividades cotidianas. «Podemos revertir el déficit de aprendizaje y memoria aumentando el nivel de esta proteína»,
explicó Salvatore Oddo, del Centro de Ciencias de la Salud de la
Universidad de Texas en San Antonio, cuyo estudio ha sido publicado en
la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
El autor señaló que impulsar la CBP en ratones restaura la actividad de una proteína denominada CREB y aumenta los niveles de otra, conocida como BDNF, todas necesarias para desarrollar la memoria a largo plazo. En un ratón que desarrolla síntomas como los de la enfermedad de Alzheimer, estas proteínas no están activadas.
Oddo y su equipo utilizaron virus inofensivos para administrar la proteína a los ratones con seis meses de vida. A continuación, evaluaron el aprendizaje y la memoria en los ratones a través de un test clásico, en el cual el roedor debe encontrar una plataforma de salida escondida en un laberinto. Los ratones con Alzheimer que recibieron la proteína lo resolvieron tan bien como los roedores saludables.
«No mostraron más problemas de memoria.
Aprendieron la tarea que se suponía que aprenderían y cuando evaluamos
la memoria, recordaron lo que habían aprendido el día anterior», afirma
el investigador. Los ratones con Alzheimer que recibieron un placebo no
lograron aprender ni recordar la tarea.
La enfermedad de Alzheimer,
considerada hasta hoy incurable, afecta a casi 30 millones y es un mal
que se acompaña de la pérdida gradual de la memoria, hasta la extinción
general de la conciencia. Según la estadística, los primeros indicios
del desarrollo de la enfermedad aparecen a los 60-65 años
Fuente: http://www.muyinteresante.es/el-alzheimer-se-puede-curar
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